martes, julio 16

T -168. 1.000 fans verdaderos

Desde los profundos cambios que sufrieron las industrias culturales con el aumento de velocidad de la Red, el sistema de comercialización tradicional entró en crisis y aún estamos viendo el alumbramiento de un nuevo modelo.

Primero fue la industria discográfica, luego el cine y la televisión, y ahora el libro. Todos luchan contra la piratería. Como dice alguien a quien quiero mucho ¿Se pude tapar el sol con un dedo? Ninguna de las leyes financiadas por los distribuidores hicieron en estos años que la cultura que se comparte hoy por Internet disminuya.

Esto también aceleró la digitalización de los contenidos y la frecuencia de consumo: vemos más películas, series, escuchamos más música ¡y leemos más!

Los lectores de Kindle, teniendo en cuenta sólo aquello que se compra legítimamente y se lee a través de estos dispositivos, leen más que aquellos que compran libros en papel ¿Por qué? Es fácil, rápido y mucho más económico.

En muchos casos, las listas de superventas están plagadas de autores que autopublican y que utilizan las herramientas de marketing online disponibles para llegar a la mayor cantidad de gente posible.

Por otra parte, no es un segmento exento de la piratería. Hay sitios y redes especializadas en compartir libros así como también los hay para música o películas. No tiene sentido querer evitarlo. Es parte de la realidad que nos permite ver el último capítulo de nuestra serie favorita a pocas horas de haber sido emitida en su país de origen. Es parte del sistema que nos permite comprar esas zapatillas en China al precio a las que se la venden a la marca que luego las comercializa en todo el mundo.

Mi madre, que ama leer y que ha sido la principal contribuidora en la familia a una de las bibliotecas más variadas y nutridas que haya visto jamás, hoy tiene miles de eBooks que provienen de una comunidad online en España que se dedica a romper el código de protección que llevan los archivos adquiridos a través de tiendas digitales (DRM por Digital Rights Management). Más libros de los que jamás pueda llegar a leer.

La realidad es que ahora podemos acceder a cualquier contenido en formato digital sin pagar por ello. Así y todo hay gente que elige (sí, elige) pagar por los productos que sus artistas favoritos o más queridos generan.

A pesar de estar suscripto a servicios como Netflix o Spotify (o contar con el equivalente digital de la Biblioteca de Alejandría gracias a mi madre), compro películas, discos en MP3 y libros ¿Cuáles? Aquellos que pertenecen a artistas y autores que quiero apoyar con mis compras. Algunos son independientes, otros pertenecen a grandes conglomerados de distribución ¿Cómo los elijo? Los que más me entretienen, los que hacen cosas fuera de la creación artística que los muestran como personas sensibles, los que tienen precios razonables para lo que ofrecen: a esos les compro.

Hay un gran artículo que circula por la web desde hace un par de años, fue escrito por Kevin Kelly y habla de la teoría de los 1.000 fans verdaderos. El tema es crear un modelo de negocio donde tus fans compren aquello que producís porque les gusta lo que estás haciendo.

Entonces el camino parece ser construir presencia online, ofrecer un buen producto y ser buena persona. Ahí el boca-a-boca se vuelve fundamental, y el marketing de guerrilla algo imprescindible. Ahí las intermediaciones se van agotando y cada vez estamos más cerca del artista, en contacto directo, estableciendo un vínculo personal ¿Quién no quisiera eso con sus artistas favoritos?

En medio de tantas formas de acceder a la cultura de manera gratuita ¿Qué compras? ¿Por qué? Seguramente en las respuestas que te surjan a esa pregunta está el por qué este nuevo modelo tiene cada vez más solidez.

Hoy todo autor que se precie tiene su blog, su cuenta de Twitter, su página en Facebook... Están allí construyendo marca, dándose a conocer, abiertos a ser descubiertos por el próximo fan que quiera sumarse... y recomendarlo a sus amigos.

PostScript: Si te interesa el cambio de modelo en la industria cultural, te recomiendo que le dediques 10 minutos a leer el artículo de Kevin Kelly aquí.


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